Comencé
a leer este libro sentado en la sala de espera de mi dentista. En
cuanto la auxiliar me avisó de que iban con retraso y me tocaría
esperar algún tiempo, no lo dudé lo más mínimo y saqué el libro
de mi bandolera para pasar el rato de la mejor forma posible,
leyendo.
“Retenido
contra su voluntad, en un viejo e histórico castillo escocés
-Malvenor Castle-, John, para subsistir, tiene que hacerse pasar por
el fantasma de Arthur, un muchacho muerto allí trágicamente hacía
un montón de siglos...”
Al
principio la historia me pareció confusa. No llegaba a comprender
muy bien lo que el autor pretendía contarme. Ni siquiera era capaz
de situar al protagonista en un espacio concreto en el tiempo. Las
palabras de John (el es el protagonista y narrador en primera persona
de su historia) me hacían imaginar que todo acontecía en el siglo
XVI o XVII. Más tarde, sin embargo, descubrí que la historia
realmente sucedía a comienzos del siglo XX. En un momento dado, dudé
de si seguir leyendo o dejar el libro por imposible.
Seguí
leyendo. Poco a poco, la curiosidad por conocer las dichas y
desdichas de John me hizo sentarme a leer cada vez con más
frecuencia y con mayor interés. Y sin darme cuenta, quedé atrapado
por la historia hasta el punto de no poder dejar de leer hasta
conocer como conseguía resolver el autor las peliagudas
circunstancias en las que John se había metido de lleno.
De
profesión, fantasma es una novela para lectores de nueve años
en adelante. Lectores dispuestos a recorrer los pasillos y
habitaciones de un castillo donde habita un fantasma de más de
cuatrocientos años. Lectores dispuesto a dejarse embaucar por una
historia muy divertida llena de confusiones, intereses y un fantasma
de lo más profesional que los guiará por todas las costumbres,
creencias y tradiciones de los castillos escoceses. Y enseñándonos
que los adultos podemos ser mucho más ingenuos que cualquier niño.
La
novela de Hubert Monteilhet
es altamente recomendable. Sobre todo para aquellos niños que son
lectores avezados y buscan en los libros historias dispuestas a
transportarlos a lugares remotos. Se aleja de las novelas infantiles
de detectives que nunca pasarán de moda y se acerca, con bastante
buen tino, a un tipo de historia un poco más compleja. Es por eso
que, quizás, pueda ser farragosa, sobre todo al comienzo, para
aquellos que se acercan por primera vez a la lectura y prefieran
empezar por otro tipo de novelas más sencillas y de aventuras como
Los Cinco o Los Hollister (estas novelas me apasionaron
en mi juventud y me siguen apasionado aún hoy en día) o Las
aventuras de Alfred y Agatha o Cuatro amigos y medio
(colecciones que me gustan y de las que pronto comentaré el primero
de sus libros).
Siempre
digo que los libros no tienen edad y cualquiera de ellos puede ser
leído por cualquier niño o por cualquier adulto. Eso sí, es
estupendo que ese primer lector que puede perderse en las palabras de
ésta o otra novela, encuentre el apoyo del padre o la madre y le
faciliten el camino por aquellos lugares más confusos y complicados.
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