lunes, 29 de diciembre de 2014

Taller de lectura: "El cuaderno secreto" de Hortensia Moreno.

Hace pocos días, volvimos a encontrarnos los niños que componen el taller de lectura en Toys-e, un libro y yo. En esta ocasión el libro elegido fue: “El cuaderno secreto” de Hortensia Moreno (Ed. SM) y durante una hora, nos dedicamos a hablar de los deseos de este niño sin nombre por inventar una máquina que le permitiese comunicarse con su perro Chispa.
El libro nos gustó mucho a todos. Nos resultó muy divertida la relación tan peculiar que tiene el protagonista con los animales y nos reímos recordando algunas de las anécdotas que aparecen en el libro (y que no voy a desvelar para que así las leáis vosotros mismos).
Además, profundizamos en un tema muy importante dentro de la historia. El cuaderno secreto, el diario de cada uno. Descubrimos que no teníamos un diario y decidimos comenzar uno allí mismo. Un diario secreto que nadie podía leer. Los niños al principio se mostraron un poco perezosos (no sabían que escribir), pero, poco a poco, se dejaron llevar por las palabras y escribieron muchísimo. Algunos se marcharon con la sensación de haber descubierto algo nuevo e importante y otros deseando volver a escribir porque tenían mucho que contar.
“El cuaderno secreto” es un libro fantástico para los niños. Estos, rápidamente, se sienten identificados con el protagonista y con se relación con los animales, con sus problemas en el cole, con sus inquietudes... Además, les acerca a la escritura, al diario, a su propio espacio donde volcar todas sus emociones, frustraciones, deseos, etc. Un espacio muy sano donde aprender a expresarse y a conocerse.
Una historia extraordinaria para niños a partir de los 7 años que todos deberían leer.

lunes, 1 de diciembre de 2014

“La voz del árbol” de Vicente Muñoz Puelles.



Me encanta cuando veo una película o leo un libro y los personajes sienten la misma pasión que yo por la lectura o por la escritura. Me siento parte de esa historia porque me descubro en el protagonista, en sus inquietudes, sus deseos, en esa búsqueda constante de historias para leer o contar.
Cuando llegó a mí “La voz del árbol”, ya nos habíamos cruzado alguna vez en varias librerías y siempre nos habíamos quedado mirando el uno al otro con esa hermosa curiosidad por lo nuevo, por lo desconocido. Porque yo estoy convencido que igual que para mí el libro era una historia nueva que disfrutar, para él yo también era alguien desconocido, una nueva persona a la que hacer viajar por el mundo de las palabras.
Esperé unos días hasta encontrar el momento adecuado para sentarnos y leernos. Antes lo olí y me fascinó. Olía a libro nuevo e historia increíble. Me sedujo desde la cita que el autor, Vicente Muñoz Puelles, escribió al comienzo:
Había estado recluido tanto tiempo, escribiendo y leyendo, que casi había olvidado los encantos de la naturaleza, que en junio pueden ser grandes”
Orlando, Virginia Woolf.
Después, fue sencillo sumergirse en la historia de esta niña, Virginia, y dejarme llevar por esa pasión juvenil por los libros. Volver a recordar esas primeras historias que despertaron en mí la curiosidad y el amor por la lectura. Anhelar, en mi juventud, una casa en un árbol y esos libros que misteriosamente aparecen para ser leídos. Sentí el deseo de volver a ser un niño y de descubrir las historias por primera vez.
Casi nunca somos conscientes de la importancia de la primera vez. No nos damos cuenta de lo que estamos viviendo hasta que con el paso del tiempo, miramos atrás y descubrimos lo increíble que fue para nosotros ese primer libro o el primer viaje o el primer beso.
“La voz del árbol” es un libro maravilloso para lectores de 10 a 160 años. Para lectores capaces de dejarse llevar por las palabras hasta aquellos primeros recuerdos donde los libros empezaban a formar parte de su vida. También es un libro muy interesante para esos lectores que han olvidado el por qué y para los que nunca encontraron un por qué. Es fundamental, también, para los jóvenes que buscan en sus primeros libros un espacio donde sentirse identificados e importantes.


La voz del árbol” de Vicente Muñoz Puelles.
XI Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil.

 
Virginia vive en el campo con su familia, rodeada de animales y plantas. La convivencia con la perra Laika, la rana Renée, el hurón Hugo o el pájaro Grip es tan natural como cualquiera de sus hermanos. Los animales parecen ser un miembro más de su familia.
Pero ese verano, Virginia descubre algo muy especial: una cabaña en un árbol en la que van apareciendo libros de forma misteriosa. ¿Quién los deja ahí? ¿Por qué?


jueves, 27 de noviembre de 2014

Las sesiones.

Hace unos días descubrí una película extraordinaria que me emocionó, me divirtió y me hizo pensar. No creo que se le pueda pedir más a una historia. Por eso, me gustaría recomendarla y compartir con vosotros un poema del protagonista (la película está basada en la vida de Mark O´Brian) que expresa a la perfección lo que la cinta nos cuenta.

Poema de Amor para Nadie en Particular de Mark O´Brien.

Déjame tocarte con mis palabras.
Ya que mis manos yacen inertes
como guantes vacíos.
Deja que mis palabras golpeen tu pelo,
se deslicen por tu espalda y cosquilleen tu vientre.
Ya que mis manos, ligeras y libres como ladrillos,
ignoran mis anhelos y rehúsan obstinadamente
llevar a cabo mis deseos más silenciosos.
Deja que mis palabras entren en tu mente llevando antorchas.
Admítelas voluntariamente en tu ser.
Para que ellas puedan acariciarte
suavemente desde dentro.

Mark O´Brien nos enseña a lo largo de sus artículos (en los que está basada la película), como el amor y el sexo nos pertenecen a todos. Aunque estés postrado en una cama y no puedas moverte. El deseo nos busca a todos por igual y todos tenemos el derecho de disfrutar de él.

Una película dirigida por Ben Lewin y protagonizada por John Hawkes, Helen Hunt y William H. Macy.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

CLUB DE LECTURA INFANTIL

Hace unas semanas comencé en la tienda Toys -E un proyecto que llevaba mucho tiempo intentado llevar a cabo. UN CLUB DE LECTURA PARA NIÑOS.
El primer libro que leímos y compartimos fue “Shola y la tía de América” de Bernardo Atxaga (Ed. Barco de vapor). Una historia muy divertida sobre una perra, Shola, que pasaba los días haciendo lo que le daba la gana.
El libro es para niños a partir de 7 años y nos reunimos un pequeño grupo con edades entre los 6 y los 8 años. Y todos, absolutamente todos, disfrutamos mucho con su lectura. Una historia sencilla de leer, pero no por ello simple. Un libro muy entretenido que además de divertirnos con la historia, nos provoca algunas preguntas sobre nuestro comportamiento y como éste influye en los demás.
Hablar con los niños sobre el libro fue lo mejor de todo. Descubrir lo que les gustaba del libro, lo que no, lo que hubiesen cambiado u otro final alternativo hizo que la lectura de “Shola y la tía de América” se enriqueciese mucho más. Los niños fueron capaces de crear historias que iban más allá del propio libro.
Además, una niña que participaba en el Club, nos confesó que fue su primer libro largo y que no iba a ser el último. Yo, me sentí feliz al saber que la lectura y los libros formarían parte una persona extraordinaria más. 









Ya tenemos libro para el próximo encuentro del Club. "El cuaderno secreto" de Hortensia Moreno (ed. Barco de Vapor).

 

lunes, 6 de octubre de 2014

El Origen de los Guardianes y la ilusión.

Cuando era pequeño vivía cada evento especial del año con toda la ilusión del mundo. Navidad, mi cumpleaños, el Ratoncito Pérez... Desde el día de antes, los nervios apenas me permitían estar quieto y cuando llegaba la noche, difícilmente podía dormir un par de horas seguidas preso de la excitación y de la ilusión de lo que encontraría tras la puerta, bajo la almohada o envuelto en colorido papel de regalo.
Recuerdo las veces que me despertaba de madrugada para comprobar si los Reyes Magos me habían visitado ya o aún debía seguir esperando. Caminar a oscuras por el largo pasillo de mi casa, a tientas. Sortear los muebles de la entrada. Tropezando siempre con una de las dos sillas de madera que montaban guardia permanentemente a los lados de un taquillón a juego. Recuerdo caminar descalzo en Enero y no sentir frío. Y llegar por fin a la salita y descubrir en la penumbra, gracias a la luz de las farolas de la calle, que los regalos estaban ahí. Entonces, feliz, contento, emocionado, nervioso, excitado, ilusionado, eufórico... cerraba la puerta con sigilo, encendía la luz y... me volvía loco.
La ilusión de creer en la magia, de creer en un mundo maravilloso. LA ILUSIÓN DE SER UN NIÑO.
Cuando veía la película sobre Jack Escarcha disfrutaba con la ilusión de los niños y me dejaba conducir por el recuerdo hacia mi infancia y esos momentos mágicos que me niego a perder.
Yo sigo creyendo en el Ratoncito Pérez, en los Reyes Magos y en Papá Noel. Creo en las hadas, en los duendes y en los brujos y brujas. Sí, y no me avergüenzo de ello. No nos avergoncemos de ser niños, de mirar el mundo con los ojos grandes como platos. Y no permitamos que los niños pierdan esa mirada, esa chispa, por un frío mundo que a la gran mayoría no nos pertenece.



viernes, 19 de septiembre de 2014

LOS TRES CERDITOS

Las historias tradicionales, los cuentos de toda la vida no siempre han sido como nosotros los conocemos. Las historias eran el vehículo perfecto para descubrir el mundo en el que vivían. Ahora, cuando los cuentos son políticamente correctos, han perdido toda su esencia y tan sólo nos llega el reflejo de lo que una vez quisieron contar. Cuántos más cuentos clásicos leo y más historias descubro, más engañado me siento como oyente y lector.

No sé si la culpa de toda esta dulcificación y falsa felicidad de los cuentos proviene de Disney o de una sociedad demasiado protectora consigo mismo. Tanto que al final se olvidó de lo realmente importante. O quizá, en un momento dado, se creyó con el deber de engañarnos, de contarnos historias que son mentira y privándonos de la verdad.

Pensemos en los tres cerditos. Recordemos esa “maravillosa” versión que tantas veces hemos escuchado. Imaginemos a ese primer cerdito correr alegremente, divertirse con sus amigos y descansar sobre la hierba bajo la sombra de un árbol. El pobre sólo pudo construir una casita de paja. Apenas tuvo tiempo de nada más.

El segundo cerdito, corrió un poco menos, se divirtió con sus amigos un poco menos y se tumbó sobre la hierba bajo la sombra de un árbol un ratito menos que su hermano el primer cerdito. Sin embargo, apenas construyó una casa de madera.

El tercer cerdito no corrió alegremente, no se divirtió con sus amigos y no se tumbó sobre la hierba bajo la sombra de un árbol. Trabajó incansablemente para construir una casa enorme de ladrillos, con chimenea y una puerta blindada. Una casa capaz de soportar un tornado.

En la versión que a mí me contaron. Los tres cerditos se salvan. El primero y el segundo terminan refugiándose en casa de su hermano mayor que los protege y los salva del lobo. Un tercer cerdito que no sólo ha construido la casa más grande y más fuerte, sino que además, es capaz de vencer al lobo y matarlo.

En el cuento clásico, los dos primeros cerditos mueren devorados por el lobo. Mueren porque no han trabajado lo suficiente para construir una casa lo bastante fuerte como para aguantar el soplido del lobo. Mueren porque han sido vagos y han preferido la diversión al trabajo. Mueren porque están solos y sólo depende de ellos vivir. En el momento que se cambia el cuento y los dos cerditos se salvan, la historia carece de sentido porque nos muestra que siempre habrá alguien que nos salve, sin importar lo que hayamos hecho. Y eso es falso.

Lo que no hagas tú, no lo va a hacer nadie por ti.

En ese afán protector, nos han contado cuentos que nos han enseñado lo contrario. Nos han protegido haciéndonos creer que siempre habrá alguien que nos ayude. Que hagamos lo que hagamos siempre podremos salvarnos del lobo. Porque siempre habrá una casa de "alguien" de ladrillo, con chimenea y puerta blindada capaz de retener a la fiera y, con suerte, ese "alguien" será capaz de matarlo.


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Septiembre ha llegado y lo hace con cuentos. Después del descanso veraniego, vuelvo con las pilas cargadas para contar una y mil historias.
Por eso, este viernes 12 de septiembre comienza el curso de cuentos en Toys-E (Plaza Hermenegilgo Terrado, 2) de Jaén. A las 19 horas estaré contando cuentos para niños deseosos de perderse por historias de hadas, viejas, ogros y extraños países del color gris.

¿Has visto que lugar para escuchar historias?



viernes, 11 de julio de 2014

Hoy he dejado que la imaginación me invada y me he atrevido a comenzar un nuevo cuento infantil. Habla de una princesa y de un acontecimiento extraordinario que lo cambiará todo. Como veréis, nada nuevo en esto de los cuentos. Sin embargo, quizá consiga sorprenderos un poquito.

Aquí os dejo el comienzo (sin corregir) de esta "Asombrosa historia de una princesa cualquiera".

La princesa era alta, delgada y muy, muy, muy guapa. Era tan hermosa, que su belleza era famosa en todos los rincones del mundo. Desde su nacimiento, todas las revistas se habían hecho eco de todo lo que acontecía en el día a día de aquella joven tan especial. 

Cuando cumplió los dieciocho años, la princesa se había convertido en una joven distinguida, elegante y bella. Todos los príncipes y no príncipes del mundo, querían casarse con ella. Eran muchas las cartas que recibía (con foto incluida) de sus admiradores. Todos le pedían que se casase con ellos.


¿Qué sucederá...?

miércoles, 28 de mayo de 2014

Cuentacuentos en TOYS-E de Jaén.

CUENTOS ASOMBROSOS PARA NIÑOS CURIOSOS

Este viernes, 30 de mayo, a las 19 horas contaré cuentos en la tienda de juegos educativos TOYS-E ( Plaza Hermenegildo Terrados 2). Un lugar estupendo para dejarnos llevar por las historias.

miércoles, 7 de mayo de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 11 FINAL

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 11

Tom esperaba a Jerry con impaciencia. El espectáculo había comenzado hacía apenas unos minutos y sabía que no tenía mucho tiempo. Todo debía hacerse con rapidez.
Jerry llegó maquillado y vestido para la función.
- ¿Estás seguro de lo que vas a hacer? -preguntó Jerry.
- Sí. Quiero ser parte de este circo y lo voy a conseguir -respondió Tom seriamente.
- Como quieras, pero si en algún momento te arrepientes, dímelo y pararemos.
Tom hizo un gesto de asentimiento con la cabeza. Estaba decidido a hacerlo y nada ni nadie iba a impedírselo. Aunque hacía tres semanas que por fin había conocido a su padre e, incluso, a su abuela, su vida no había cambiado lo más mínimo. Su padre no había vuelto a hablar con él, el rechazo de los miembros del circo era aún mayor que antes y para Rose Mary había dejado de existir. Nada de lo que hiciese o dijese conseguía atraer su atención.
Jerry no quería hacerlo. Aquello le parecía una locura. Sin embargo, sin entender muy bien porqué, había sido incapaz de negarse a la extravagante y siniestra petición que hacía dos días le había hecho Tom. Al principio pensó que todo era producto del vino que estaban bebiendo. Hasta le pareció divertido en un principio. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando Tom le recordó la estúpida idea y le puso fecha, hora y lugar, Jerry apenas pudo mantenerse en pie. ¿Cómo era posible que Tom le estuviese hablando en serio? Ambos sabían que lo que estaban a punto de comenzar, acabaría mal. Muy mal.
Tom abrió la bolsa y sacó la sierra, agujas e hilo negro. Le temblaban ligeramente las manos cuando se los entregó a Jerry. Éste colocó las agujas y el hilo negro junto a él y agarró la sierra con fuerza. No quería que Tom descubriese que tenía miedo.
- ¿Por donde quieres que empiece? -preguntó Jerry.
- Por los pies. Un pie, una mano, un pie, una mano. ¿De acuerdo?
Tom se tumbó en el suelo, junto a la puerta de entrada del circo “Des monstres de papiers”. Jerry, incapaz de mirarlo a los ojos, comenzó a cortarle el pie derecho. De fondo, se escuchaba la función, las risas, los gritos de horror y los aplausos. Tom apretaba los dientes con fuerza mientras las lágrimas caían por su rostro. Después del pie derecho, continuó con la mano izquierda y luego el pie izquierdo y la mano derecha. Con los cuatro miembros amputados, cogió el hilo negro y las agujas y comenzó a coser. Treinta y siete minutos más tarde había terminado. Los pies de Tom ahora estaban donde su manos y éstas ocupaban el lugar de sus pies. La sangre cubría todo el suelo y, lo peor de todo, la hemorragia no cesaba.
- ¿Cómo te encuentras? -preguntó Jerry.
- ¿Soy ya un monstruo? ¿Crees que por fin podré formar parte del circo? -preguntó tembloroso Tom.
- Estoy seguro de que ahora nadie podrá decir que no eres un monstruo. Te has convertido en el mayor de los monstruos. Estoy orgullosos de ti.
- Por fin lo he conseguido -dijo Tom mientras intentaba levantarse del suelo sin éxito-. No tengo fuerzas para levantarme.
- Tom, creo que te estás muriendo -dijo Jerry mientras le agarraba la cabeza para ayudarle a incorporarse un poco.
- Lo sé. Quiero ver a mi padre y a tu hermana. ¿Podrías ir a buscarlos?
Jerry se incorporó inmediatamente y corrió al interior de la carpa. Buscó a Médez y a Rose Mary y les contó lo que estaba sucediendo en la puerta del circo. En apenas un minuto, todos los artistas y el público conocían la noticia. Todo el mundo corrió hacia la calle. Nadie quería perderse el espectáculo.
Tom no podía creerse lo que estaba viendo. Rodeado de monstruos y espectadores asombrados y fascinados se sintió por primera vez protagonista de la función.
Rose Mary y el hombre elefante se arrodillaron juntó a Tom.
- ¿Qué has hecho? -preguntó Rose Mary.
- ¿Por qué lloras? -preguntó a su vez Tom.
- ¿Por qué lo has hecho? -Rose Mary se pasó la mano por los ojos intentando detener sus lágrimas, pero era imposible. El desconsuelo, la pena y la rabia de perder a Tom eran insoportables.
Una enorme sonrisa se mostraba en el rostro de Tom. Por primera vez en su vida era feliz. Miró a su alrededor, vio a su padre que lloraba desconsolado, a los artistas que apenas podían contener las lágrimas y al público que lo miraba seducido y entregado a un acto único. Entonces Tom buscó de nuevo a Rose Mary con la mirada.
- Te amo Rose Mary -Tom susurró sus últimas palabras y murió.
Rose Mary gritó de dolor mientras se abalanzaba sobre Tom, lo abrazaba y lo besaba. Médez, el hombre elefante, extendió los brazos hacia el cielo y gritó el nombre de Tom una y mil veces. Los artistas y el público comenzaron a aplaudir, lo hicieron con todas sus fuerzas y durante varios minutos. La ovación pareció eterna y resonó en toda la ciudad. Ninguno de los que estaban allí olvidarían ese momento. Sin lugar a dudas, había sido el mejor espectáculo que habían visto jamás.
Tom, por fin, había conseguido formar parte del circo “Des monstres de papiers”.

-FIN-

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 10

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 10

Había pasado una semana desde la muerte de Martha y no había vuelto a hablar con Rose Mary. Ni con ella ni con nadie. Desde la muerte de la madre de los mellizos, parecía que la distancia entre el circo y él había crecido aún más. E incluso Jerry parecía un extraño las pocas veces que se habían encontrado.
Por primera vez, Tom estaba decidido a marcharse. Desde el comienzo de su viaje había soportado el rechazo de todos y cada uno de los circos en los que había estado. Incluso había soportado el rechazo del circo “Des monstres de papiers” donde había descubierto que se encontraba su padre y donde estaba seguro que era su hogar y el lugar donde tarde o temprano se convertiría en un artista. Sin embargo, no podía soportar el dolor de ver cada día a Rose Mary y sentir su indiferencia y su rechazo. Ese dolor era lo más terrible que jamás hubiese sentido y no parecía que fuese a acabar nunca.
Intentó hablar con Jerry una vez más para despedirse. Pero éste no pudo atenderle. Tenía demasiado trabajo para hablar. Quizás más tarde o mañana podrían tener esa conversación. Tom sabía que no hablarían nunca más.
Una anciana vestida de negro llegó al circo. Contempló la carpa, las caravanas, a los artistas y a Tom junto a su árbol. Caminó hasta ponerse a su altura. Tom estaba absorto en sus pensamientos mientras guardaba sus pocas pertenencias en la maleta y no se percató de la llegada de la anciana.
- ¿Qué haces? -preguntó la anciana.
- ¿Qué? -preguntó Tom asustado. Las palabras de la mujer lo habían sacado de su ensimismamiento y lo habían devuelto a la realidad-. ¿Quién es usted?
- Veo que estás recogiendo tus cosas, supongo que te marchas. ¿Has descubierto quien es tu padre por fin?
- Sí. Aunque no he hablado con él y no creo que sepa quien soy yo. ¿Y usted? ¿Quién es? -preguntó Tom cada vez más sorprendido. La anciana lo conocía-. ¿Me conoce?
- ¿Que si te conozco? Por supuesto. Toda tu vida he estado ahí, sin que te hayas dado cuenta. Hace años, yo formaba parte de este circo, pero lo dejé todo para estar cerca de ti.
- ¿Por qué?
- Soy la madre del hombre elefante. Médez es mi hijo y tú mi nieto. Yo fui quien dejó la fotografía bajo la puerta de la pensión. Yo fui quien te guió hasta aquí y ahora no voy a permitir que te marches sin que conozcas a tu padre.
Tom no sabía que decir. Aquella extraña anciana era su abuela. Ella lo había conducido hasta el circo “Des monstres de papiers”. Sin embargo, no entendía como ella nunca se había acercado a él en el pasado o nunca él la había visto en su vida. El aspecto de aquella mujer era demasiado peculiar para pasar desapercibida.
- ¿Cómo es posible que nunca antes nos hubiésemos visto? -preguntó Tom.
- Eso es fácil de explicar -respondió la anciana y acto seguido, desapareció-. Soy la mujer invisible. Por eso nunca me has visto aunque siempre estuviese ahí. Ahora vas a conocer a tu padre -la mujer invisible se volvió visible de nuevo-. Sígueme.
Tom la siguió. Caminaron hacia la carpa. Entraron. En su interior encontraron al dueño del circo y a Médez, el hombre elefante que era su padre. Ambos se sorprendieron mucho cuando vieron a la anciana junto a Tom.
- ¿Qué haces tú aquí? -preguntó Médez.
- Vengo a hacer lo que tú no has sido capaz de hacer en veinte años. Estoy aquí para que conozcas a tu hijo -respondió la anciana mientras agarraba el brazo de Tom.

martes, 6 de mayo de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 9

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 9

Tom esperaba con impaciencia que Rose Mary viniese a buscarlo. Había decidido hablar con ella y decirle que la amaba. Sin embargo, aquella noche no parecía que la mujer barbuda fuese a visitarlo.
De pronto, en el silencio de la noche comenzó a oírse un murmullo. Los miembros del circo abandonaban sus caravanas y corrían hacia la de Martha. Tom se incorporó preocupado y caminó despacio hasta allí.
Los hombres miraban al suelo consternados. Las mujeres lloraban desconsoladas. Aleksei salió de la caravana, los miró en silencio durante unos segundos y confirmó la noticia. Martha había muerto.
Tom nunca llegó a hablar con la madre de Jerry y Rose Mary. Sin embargo, sintió un profundo dolor en el pecho. Le hubiese gustado quedarse allí con el resto para velarla, pero sabía que no era una buena idea. En el circo, todos lo miraban como si fuese un ser extraño y nunca habían hablado con él. Sentía las miradas de desprecio del circo.
Caminó abatido hasta el árbol donde tenía sus cosas e intentó dormir, pero fue imposible. Rose Mary estaba en todos su pensamientos. No conseguía quitársela de la cabeza.
Al amanecer, muchos de los miembros del circo, abandonaron la caravana de Martha y se dirigieron a las suyas para descansar. Rose Mary salió y caminó decidida hacia Tom. En su rostro, podía verse el cansancio, pero nada más. Una vez más, aquella muchacha ahora convertida en la mujer barbuda, no mostraba sentimientos de ningún tipo.
- No quiero verte nunca más -dijo Rose Mary en cuanto estuvo delante de Tom.
- ¿Qué? -preguntó Tom sin comprender nada.
- He dicho que no quiero verte nunca más. Además, quiero que te marches de aquí. No eres bienvenido a este circo.
- Yo te quiero y no pienso marcharme -dijo Tom dolido y cargado de orgullo.
- ¿Que me quieres? Tú eres imbécil. Es imposible que puedas quererme, yo soy un monstruo y tú no. Desde que llegaste, no paras de decir tonterías. Te lo digo una última vez, márchate. Aquí ya no pintas nada.
Rose Mary se dio la vuelta y se marchó. Tom no hizo nada por ir tras ella, estaba destrozado.
Un coche negro se detuvo junto a las caravanas. Un hombre atractivo de unos sesenta años se bajó del vehículo. Caminó hasta el hogar de Martha y entró. Unos minutos más tarde salió a la calle abatido. El conductor salió rápidamente del coche y lo ayudó a montarse en el automóvil. Cerró la puerta y se marcharon rápidamente.
La noche de la muerte de Martha, fue la noche en la que Jerry y Rose Mary conocieron a su padre. Sin embargo, nunca más volvieron a verlo y ellos nunca lo buscaron.












jueves, 1 de mayo de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 8

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 8

- Quiero que veas una cosa -dijo Tom mientras caminaba con grandes zancadas.
- Ya te he dicho que no puedo hacer nada -habló Jerry enérgicamente-. Nunca conseguirás formar parte de este circo.
- Sé que tarde o temprano no os quedará más remedio que aceptarme. Estoy cansado de todo esto. ¿Tanto os cuesta ver que soy igual que vosotros?
- A veces pienso que todo es una broma -respondió Jerry resignado-. ¿Qué ves cuando te miras al espejo? ¿Ves a alguien con un rostro como el mío o como el de mi hermana o el de mi madre? Sé que tú no nos ves como los demás, pero eso no significa que seas como nosotros. Aunque te esfuerces, siempre estaremos en mundos distintos.
Tom sintió que las palabras de Jerry eran sinceras. Durante los últimos dos meses había viajado tras el circo “Des monstres de papiers” sin conseguir absolutamente nada. En ese tiempo, Jerry se había convertido en su mejor amigo y Rose Mary, le había robado el corazón.
- Sólo quiero que veas una cosa -insistió Tom-. Quizás cambie tu opinión sobre mí.
Tom sacó de su maleta un cuaderno rojo. Lo abrió y, de su interior, cogió una fotografía en blanco y negro. Tras mirarla apenas dos segundos, se la dio a Jerry. Éste la miró detenidamente. No hizo falta que Tom le dijese nada para comprender que la mujer que estaba en la fotografía era su madre y el niño el propio Tom. Ambos estaban acompañados por un hombre cuya cabeza había sido cortada en la imagen y, sorprendentemente, los tres se encontraban en la entrada del circo.
- ¿Quién es este hombre? -preguntó Jerry.
- No sé realmente quién es. Pero algo me dice que es mi padre y que forma parte de este circo.
Jerry volvió a mirar la fotografía detenidamente. Sabía perfectamente quién era el hombre que aparecía en ella. Lo había visto muchas veces sobre el escenario. Cuando niño, siempre sintió fascinación por sus actuaciones.
- Este hombre es el Señor Médez. Cuando yo era niño, él era una de las estrellas del circo y el cartel con su imagen estaba por todas partes. Recuerdo perfectamente que llevaba este mismo traje en las fotografías. Hace tiempo que ya no actúa, está enfermo. Ahora tenemos nuevo hombre elefante y él, sólo se dedica a la venta de entradas y a ejercer de portero cuando la función ha comenzado.
Jerry le devolvió la fotografía a Tom. Éste la guardó sin mirarla dentro de la libreta roja. Ahora sentía que todo tenía sentido. Durante años había vivido buscando su lugar en un mundo de monstruos y siempre había sido rechazado por ser normal. Sin embargo, él no era normal. Su padre era el hombre elefante. Él era su hijo. En su interior había genes de monstruo. Con suerte, sus hijos serían futuros hombres elefantes.
- No quiero que digas nada -le dijo Jerry casi susurrándole-. Es mejor que no enseñes esa fotografía a nadie más por ahora. Te ayudaré a que hables con tu padre y descubras la verdad de todo. Ahora, tengo que irme. Prométeme que no hablarás de esto con nadie. Ni con mi hermana tampoco.
- Con nadie -respondió Tom extrañado.
- El circo de los monstruos puede convertirse en un lugar muy peligroso si no hacemos bien las cosas. Me marcho, mañana seguiremos hablando.
Tom miró como se alejaba Jerry mientras pensaba en su padre. Muchas eran las preguntas, ahora que conocía la verdad. Sin saber muy bien por qué, comenzó a sentir miedo. Un miedo casi imperceptible que le apretaba el estómago y le recorría todo el cuerpo. Comenzó a caminar. Quería dejar atrás todo, buscar un lugar donde esconderse, donde refugiarse del temor a la verdad.
Caminó durante horas abstraído en sus pensamientos. Recorrió las calles de la nueva ciudad donde había llegado el circo, ajeno al ruido y a la gente con la que se cruzaba. Comenzó a llover. El agua le hizo salir de su ensimismamiento. Empapado aceleró el paso y buscó el camino de regreso al circo. Encontró refugio bajo uno de los toldos de la parte trasera de la carpa y se tumbó en el suelo.
Rose Mary caminaba bajo la lluvia como un espectro. Se acercó a Tom con paso decidido. Se detuvo junto a él. Lo miró durante unos minutos. Le tendió la mano y ambos se marcharon juntos hacia la caravana de ella.
Aquella relación sin palabras, basada en la pasión, era lo más hermoso que Tom había vivido nunca.

jueves, 24 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 7

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 7

La función estaba a punto de terminar cuando Tom llegó al circo “Des monstres de papiers”. Intentó entrar, pero el Hombre Elefante le impidió el paso.
    • No se puede pasar con la función empezada. Son normas del circo.
    • ¿Quién es el encargado? -preguntó Tom.
    • El señor Ribery es el dueño. Antes lo fue su padre y antes que él su abuelo. ¿Qué quieres?
    • Quiero trabajar en el circo -respondió Tom con determinación.
El Hombre Elefante lo miró de arriba a abajo. Aquel chico que tenía frente a él parecía normal. Era absurdo que quisiese trabajar en un lugar como ése. Sintió curiosidad y preguntó.
    • ¿Por qué quieres trabajar aquí? No pareces un monstruo a simple vista.
    • Desde pequeño he sentido que mi lugar estaba en un circo de monstruos. Cuando cumplí dieciocho años, cogí la maleta y comencé mi viaje buscando un lugar donde trabajar. Hace un mes, alguien dejó bajo mi puerta una fotografía en la que aparecemos mi madre y yo junto a un hombre al que no puedo ver el rostro porque la imagen está cortada. La foto se hizo justo aquí, en la entrada del circo “Des monstres de papiers”.
    • ¿Puedo ver la fotografía? -preguntó inquieto el Hombre Elefante.
Tom sacó la imagen de la mochila y se la enseñó. El Hombre Elefante la miró con detenimiento durante largo rato. Él sabía perfectamente quien era el hombre cortado. De pronto, el interior del circo rompió en una gran ovación y el público comenzó a salir. Tom guardó la foto, mientras el Hombre Elefante se perdía entre el público hacia el interior de la carpa.
Minutos después el señor Ribery, acompañado de Jerry, salió para hablar con Tom.
    • El señor Médez me ha dicho que quieres trabajar aquí -dijo.
    • Sí.
    • ¿Sabes que aquí sólo trabajan los monstruos? -preguntó el señor Ribery.
    • ¿Entonces por qué quieres trabajar aquí? -preguntó Jerry-. No parece que seas un monstruo.
    • Algo en mi interior -respondió Tom-, me dice que soy tan monstruo como cualquiera de vosotros. Estoy cansado de vivir una vida que no me corresponde. Mi aspecto no representa lo que soy y yo no tengo la culpa de haber nacido normal. Sé que puedo trabajar aquí y puedo ser tan monstruo como cualquiera de vosotros. Además, una fotografía me ha traído hasta aquí.
Tom les mostró la imagen en blanco y negro.
    • Una foto tomada en la entrada de nuestro circo no significa nada -dijo el señor Ribery-. Hay mucha gente que se fotografía en este mismo lugar. No voy a contratarte. Lo siento. Hay que ser alguien especial para trabajar aquí y tú no lo eres.
El señor Ribery se dio la vuelta y se marchó sin decir nada más. Tom estaba abatido. Creía que en aquel lugar, por alguna extraña razón que no llegaba a comprender, encontraría su hogar. Sin embargo, no había sido así. Al igual que en los otros circos, también había sido rechazado.
Jerry lo miraba perplejo. No podía entender como un chico normal deseaba formar parte de un lugar como ése. Aunque nadie hablase de ello, él sabía que todos deseaban huir del allí. Los miembros del circo “Des monstres de papiers” soñaban en secreto con ser normales y tener una vida como la de cualquier espectador.
    • No pienso marcharme -dijo Tom enrabietado-. Estoy seguro de que éste es mi lugar y os lo demostraré.
Rose Mary llegó buscando a su hermano. La cena estaba lista y todos lo estaban esperando. Miró a Tom detenidamente, pero no dijo nada. Jerry se despidió de Tom y se marchó con ella hacia el interior del circo.
Tom se sentó bajo un árbol junto a las caravanas de los artistas. Estaba cansado de ir de un lugar a otro. Ahora estaba seguro de que por fin había encontrado lo que estaba buscando. Aún no sabía cómo, pero conseguiría trabajar en el circo “Des monstres de papiers”.
A medianoche, una mano tocó el hombro de Tom y éste despertó sobresaltado. Su mirada se clavó en el rostro de Rose Mary. Ella lo cogió de la mano y, sin decir nada, lo llevó hasta su caravana. Aquella noche, la mujer barbuda y el chico normal, apenas durmieron.

martes, 22 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 6

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 6

Todos los miembros del circo “Des monstres de papiers” esperaban con ilusión el cumpleaños de los mellizos. No todos los días se cumplen dieciocho años.
Es cierto, que para muchos de los componentes del circo, sólo se celebraba el cumpleaños de Jerry. Era muy difícil pensar que esa niña tan callada, solitaria y perfecta pudiese ser hermana de un chico tan especial como él. Por eso, más de uno se sorprendía cuando éste obligaba a su hermana a soplar las velas con él.
Jerry era el alma de la función. Su aspecto y su personalidad lo habían convertido en la estrella del circo. Su fama y su espectáculo habían traspasado fronteras y eran muchos los espectadores que viajaban durante horas para, sorprendidos, divertidos y horrorizados, ser testigos de lo que Jerry denominaba: “La folie de Jerry”.
Tras la fiesta de cumpleaños, Jerry y Rose Mary paseaban por los alrededores del circo. Él hablaba sin parar de sus planes de futuro. Quería revolucionar el circo de los monstruos. Estaba cansado de la opinión que tenía el mundo de ellos. No sólo eran monstruos, también eran artistas. Creadores de momentos mágicos e irrepetibles. Cuando lo consiguiese, Rose Mary y él, serían las estrellas del espectáculo.
Rose Mary no escuchaba las palabras de su hermano. Sentía nauseas, mareos y dolor de estómago. Pensó que la tarta le había sentado mal o, quizás, la mayoría de edad o, en un caso hipotético, era posible que alguien la hubiese envenenado. El dolor comenzó a ser insoportable y cayó al suelo. Jerry se abalanzó sobre su hermana.
    • ¿Qué te pasa Rose Mary? -le pregunto Jerry muy preocupado.
Pero ella no dijo nada. Tan sólo se retorcía de dolor en el suelo. Su hermano gritó con todas sus fuerzas pidiendo auxilio. Pronto, se dio la voz de alarma y todo el circo corrió al lugar donde estaban los mellizos.
Cuando Aleksei llegó, se arrodilló junto a Rose Mary.
    • ¿Dónde está mi madre? -preguntó Jerry.
    • No lo sé. Después de la tarta desapareció -contestó Aleksei.
    • ¿Quizás esté en su caravana? -volvió a preguntar Jerry.
    • Un coche vino por ella.
La conversación terminó ahí. No era la primera vez que Martha se subía a un coche y desaparecía durante horas o incluso días. Nadie sabía donde iba ni con quien. Pero era cierto que muchas de las veces, era el mismo coche el que venía a recogerla y que, ese mismo coche, nunca había faltado al cumpleaños de los mellizos. Desde que Jerry podía recordar, aquel desconocido había recogido a su madre después de todas las tartas.
El dolor de Rose Mary crecía y crecía y la expectación era cada vez mayor. Alguien había llamado al médico, pero éste tardaría en llegar. De pronto, Rose Mary, dio un grito de dolor que atravesó a todos los presentes, recorrió la ciudad y llegó hasta el cielo. Inexplicablemente, comenzó a llover y se hizo el silencio. Algunos, pensaron que la joven había muerto. Aleksei apretó la mano de ella y Jerry, desesperado e impotente, la abrazó con todas sus fuerzas.
Rose Mary tosió débilmente. El dolor había desaparecido y, ahora, necesitaba respirar. Apartó a su hermano y se incorporó buscando que la lluvia cayese sobre su rostro. Sentía que algo dentro de ella había cambiado. El dolor se había llevado consigo su juventud y sus pocas esperanzas de ser feliz. Abrió los ojos y miró a su alrededor. Se sorprendió al ver la cara de los allí presentes.
Nadie podía creer lo que estaban viendo. Bajo la lluvia, habían sido testigos de un hecho asombroso. Aleksei se tapó el rostro con las manos y comenzó a llorar. Jerry miraba a su hermana horrorizado.
Una negra, densa y larga barba poblaba el rostro de Rose Mary.

martes, 15 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry. Capítulo 5.

La otra historia de Tom y Jerry

CAPÍTULO 5

Tom estaba tumbado en la cama de la pensión. Se sentía abatido y agotado. Llevaba meses recorriendo una ciudad tras otra. Visitando circo tras circo sin conseguir que ninguno le diese la oportunidad de mostrar todo lo que había dentro de él. Tom entendía que debía ser complicado para los dueños de los circos ver en él al monstruo que llevaba dentro. Sin embargo, no comprendía como ninguno de ellos había querido darle, siquiera, una oportunidad. Quizás su madre tenía razón y aquel sueño que lo había acompañado desde la niñez, era tan sólo una estupidez más en su vida.
De pronto, oyó pasos tras la puerta. Era un caminar lento e irregular. Los pasos se detuvieron y todo quedó en silencio. Tom miraba la puerta fijamente. Estaba seguro de que la persona que caminaba en el pasillo se había detenido tras ella. Alguien metió por debajo de la puerta un sobre blanco y golpeó el marco dos veces.
Tom se incorporó de la cama y se dirigió rápidamente hacia el picaporte. Abrió sin vacilar y miró a ambos lados del pasillo. No había nadie. La persona que apenas unos segundos antes había dejado aquel sobre en su habitación había desaparecido. Aquello era demasiado extraño. Es cierto, que llevaba unos días con la sensación de que alguien lo seguía, sin embargo, no había sido capaz de descubrir quien era. Aquella forma de actuar y aquel sobre, demostraban que él estaba en lo cierto y que había una persona tras sus pasos.
Cogió el sobre del suelo y se sentó en la cama. No había nada escrito. Lo abrió con cuidado y encontró, en su interior, una foto. La sacó y la miró fijamente durante varios minutos. No podía creerse lo que estaba mirando. ¿Cómo era posible que una foto como esa hubiese llegado a sus manos así? No sabía qué pensar.
Poco a poco, Tom se fue tumbando en la cama. No dejaba de mirar la foto. Estaba absorto por aquella imagen. Al final, agotado, se quedó dormido.
Sobre la cama, junto a él, una fotografía en blanco y negro. En ella, aparecía la madre de Tom muy joven, sonriente y feliz, con un bebé en sus brazos y, a su lado, un hombre. Bueno, el cuerpo de lo que parecía un hombre, pues el trozo de fotografía donde se encontraría la cabeza estaba arrancado. En la parte superior derecha, sobre la madre de Tom, podía leerse: Circo “De monstres de papier”. 

miércoles, 9 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 4


Nota: Se recomienda leer mientras se escucha la música de Angelo Badalamenti - L'execution (The City of Lost Children).

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 4

Desde el nacimiento de los mellizos, Aleksei ejerció de padre. Llevaba años trabajando como pareja de Martha y sentía que era su obligación como compañero. Además, desde el principio, la madre se había mostrado distante con sus hijos y alguien debía hacerse cargo de ellos.
Jerry era un niño alegre, cariñoso y muy simpático. Le gustaba corretear por todas partes y jugar con todos los miembros del circo. Pronto, tuvo su primera oportunidad en el mundo del espectáculo. Un papel pequeño dentro de la función. Tan sólo tenía que entregar un paquete a Goliat el gigante. Pero en cuanto aparecía en el escenario, el público dejaba escapar un largo, tierno y entrañable “¡Ooooh! Que se tornaba en horror y repugnancia cuando descubrían la tercera oreja de su frente. Todo un éxito. Él sólo era capaz de vender todas las entradas de la función. Más de uno de los actores hubiese deseado semejante muestra de asco hacia su persona, pero eso era un don que no estaba al alcance de cualquier artista.
Rose Mary, sin embargo, fue una niña solitaria y retraída. Era tal su belleza, su hermosura y su perfección que nadie quería estar a su lado. Todos se sentían más horribles y más monstruosos cada vez que estaban cerca de aquel ser.
No dijo sus primeras palabras hasta los 4 años, aunque nadie se dio cuenta de su silencio. Pasaba los días sentada en una vieja silla de enea. Lejos de todo el mundo. Mirando al infinito y en silencio. Solamente Jerry y Aleksei eran capaces de atraer su atención. Su hermano conseguía, en algunas ocasiones, que ambos diesen un pequeño paseo juntos e incluso que jugasen a rayuela.
Martha nunca se acercó a su hija. Se sentía avergonzada de que un ser de semejante belleza hubiese salido de su vientre. Estaba convencida de que la culpa de todo la tenía el padre. Nunca debió montarse en ese coche. Nunca debió entrar en aquel palacio. Nunca debió... Hay noches, difíciles de olvidar.


martes, 8 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 3

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 3

    • Aprenderé -dijo Tom.
    • No hay nada que aprender -continuó el responsable del circo-. Aquí se nace con un don o no se sirve. Es lo más sencillo del mundo. ¿Crees que alguien pagaría por ver a un chico como tú, tan normal, con sus dos ojos, sus dos piernas, con sus dos brazos...? Te digo yo, que llevo en esto 30 años, que nadie pagaría por verte la cara.
    • Estoy seguro de que si me da una oportunidad, no le defraudaría.
    • Mira chaval, estoy seguro de que te esforzarías y de que trabajarías duro y sin rechistar -el responsable del circo tomó aire-. Sin embargo, no tienes cabida en un lugar como éste como no la tiene una ballena en la selva o un león en el fondo del mar. ¿Te imaginas un león en medio del océano, pidiendo a gritos que le dejen vivir allí? Es imposible, y cuanto antes te des cuenta de ello, mejor. ¿Cómo se te ha ocurrido semejante locura? Esta noche has visto nuestro espectáculo y has conocido a nuestros artistas. Esta noche has vivido la magia de nuestro circo y entiendo que te hayas sentido embargado por las luces y los aplausos, pero tú jamás podrás ser como ellos. Jamás podrás formar parte de nuestro espectáculo.
    • Pero, ¿por qué? -volvió a preguntar desesperado Tom.
    • Sencillamente, porque eres normal, demasiado normal, para trabajar en un circo de seres extraordinarios.
El dueño del circo se giró y se marchó sin decir nada más. Tom cogió su maleta y se alejó a lo largo de la calle, intentando entender por qué había nacido normal, cuando sólo deseaba ser un monstruo.
Desde uno de los oscuros callejones que cruzan la calle, una anciana vestida de negro seguía los paso de Tom con la mirada mientras en su bolso guardaba una fotografía en blanco y negro.

jueves, 3 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 2

La otra historia de Tom y Jerry

CAPÍTULO 2

Todo el elenco de artistas que formaba el circo “De monstres de papier” esperaba con impaciencia el nacimiento del hijo de Martha, la mujer de tres ojos. Todos se arremolinaron alrededor de la joven madre para protegerla del frío y ayudarla en el parto. Nadie le había preguntado nunca a Martha quién era el padre y ella nunca había hablado de ello. Durante los nueve meses de embarazo, se había comportado como si nada y jamás se había quejado o dejado de trabajar. Hasta la última función del día, ella había estado sobre el escenario mostrando sus tres ojos y representando su pequeño teatrillo con Aleksei, el hombre sin nariz.
Fue justo a medianoche cuando Martha se puso de parto. La gran mayoría de los actores, aún permanecían en el comedor terminando su plato de arroz hervido y bebiendo vino. Rápidamente, Goliat arrastró con su brazo todo lo que había sobre la mesa y lo dejó caer al suelo. Agarró a Martha y la tumbó. No era la primera vez que alguien se ponía de parto en el circo y todos tenían bastante claro su papel en aquel espectáculo.
Jerry no tardó en llegar al mundo. Un fuerte llanto llenó de alegría a todos los allí presentes. Además, el niño venía con un pan debajo del brazo o, mejor dicho, con una oreja en la frente. El recién nacido tenía tres orejas y aquello aseguraba su futuro profesional dentro de “Des monstres de papier”. Pero la cosa no terminó ahí. Martha seguía gritando de dolor. Juana la enana fue la primera en percatarse de que la función no había terminado y que aún quedaba por nacer otro ser. En apenas unos segundos, nació el segundo hijo de Martha. En este caso, una niña preciosa y perfecta a la que puso de nombre Rose Mary.