martes, 8 de abril de 2014

La otra historia de Tom y Jerry CAPÍTULO 3

La otra historia de Tom y Jerry
CAPÍTULO 3

    • Aprenderé -dijo Tom.
    • No hay nada que aprender -continuó el responsable del circo-. Aquí se nace con un don o no se sirve. Es lo más sencillo del mundo. ¿Crees que alguien pagaría por ver a un chico como tú, tan normal, con sus dos ojos, sus dos piernas, con sus dos brazos...? Te digo yo, que llevo en esto 30 años, que nadie pagaría por verte la cara.
    • Estoy seguro de que si me da una oportunidad, no le defraudaría.
    • Mira chaval, estoy seguro de que te esforzarías y de que trabajarías duro y sin rechistar -el responsable del circo tomó aire-. Sin embargo, no tienes cabida en un lugar como éste como no la tiene una ballena en la selva o un león en el fondo del mar. ¿Te imaginas un león en medio del océano, pidiendo a gritos que le dejen vivir allí? Es imposible, y cuanto antes te des cuenta de ello, mejor. ¿Cómo se te ha ocurrido semejante locura? Esta noche has visto nuestro espectáculo y has conocido a nuestros artistas. Esta noche has vivido la magia de nuestro circo y entiendo que te hayas sentido embargado por las luces y los aplausos, pero tú jamás podrás ser como ellos. Jamás podrás formar parte de nuestro espectáculo.
    • Pero, ¿por qué? -volvió a preguntar desesperado Tom.
    • Sencillamente, porque eres normal, demasiado normal, para trabajar en un circo de seres extraordinarios.
El dueño del circo se giró y se marchó sin decir nada más. Tom cogió su maleta y se alejó a lo largo de la calle, intentando entender por qué había nacido normal, cuando sólo deseaba ser un monstruo.
Desde uno de los oscuros callejones que cruzan la calle, una anciana vestida de negro seguía los paso de Tom con la mirada mientras en su bolso guardaba una fotografía en blanco y negro.

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